A 18 de xuño de
1975.
Soledad sonora, de mar y arena.
Allá, sólo, en la orilla a 100 pasos de la muerte.
Camino de largo trecho de playa.
Siempre voy y siempre vuelvo.
No miro atrás, aquellas huellas marcadas
Por unos pies, que se acercaron al mar,
Y el cuerpo agresivamente, arrancado,
De la arena, con destino a la muerte.
Sigo caminando, siempre voy y siempre vuelvo.
Le pregunto a las olas, si vieron partir al dolor
Responden airosas: el mar se encargó.
Porque es el mar tan poderoso.
Porque te cebaste en la agresividad,
Y ahora me hieres de muerte.
Pero, yo sigo caminando,
Siempre voy y simpre vuelvo.
Con el poderoso jamás podremos.
No le podremos a este gigante oceánico,
Iremos a por el gran Océano del dolor,
Pero yo sigo caminando, lento
Siempre voy y siempre vuelvo,
Camino y camino,
Y siempre las misma tremenda desesperación,
Mientras voy marcando el sendero sobre la arena mojada,
Pero nosotros seguimos caminando,
Siempre vamos y siempre volvemos.
MIGUEL DUBOIS.
Manuel e otros compañeiros/*as máis tocounos pasar cáseque un mes na femosa illa de Irlanda. A verdade, para min, foi unha estancia maravillosa. Non somento estudábamos na School of Languages, se non, tamén tivemos a oportunidade de coñeres sitios maravillosos ca Costa Oeste como os Cantiles de Moher. A beleza aquí non ten desperdicio. Estos lugares na vida real a na vida das películas forin protagonistas de primeira. Irlanda está carregada de beleza indudable, tanto a costa coma o campo ateigado dun verde fermoso, vacas, ovellas, cabalos. E o mar de Irlanda é coma a saída dende o fin do mundo 
