Pontevedra del Lérez a 29 de agosto de 2008
Que rápido pasaron,
Los tranquilos paseos marítimos
Lentitud paz y sosiego
Ternura del mar móvil,
Qué rápido sucedió
La quietud de lo lento,
El respirar despacio,
El aspipar puro
de la brisa marina y salada.
Que rápido fue todo,
La vela hinchada
Por la fuera del viento,
Que viento lento
Hinchaba la cuenca de la vela.
El sol plataeba el manto azul marino,
Y sube y baja
Ola contra ola
Delirio el mar soñado.
Espuma de la ola rota,
Lágrimas de la cuenca del ojo abierto,
Derramando lágrimas de limón caliente.
La Isla de Arousa descansa tranquila
En frente, si, cubierta de verdes pinos.
El faro balnco y poderoso
Se yergue erecto y poderoso con una corona verde,
La Playa de Rons y sus construcciones,
De visión tranquila y natural
De poderoso belleza de pequeña playa solitaria.
Los barcos saltan como saltamontes castaños y traviesos
Cómo en los en los campos de maíz verde.
Y las espigas blancas están a punto
De dar el grano del maíz dorado.
La cáscara flotante,
Da saltos, constamente, en el medio de la Ría de Arousa
Por los tempos de todos los tiempos.
Miguel Dubois.
viernes, 29 de agosto de 2008
TANTO AMOR, NO SÉ
Galicia no mes de agosto, o 29 do 2008.
No sé si te quise,
porque no sé si te quería.
Tanto quise y tanto que no quise,
Pero quería querer loque quería.
No sé si de tanto querer,
Rompí el saco del amor, invadido.
No sé sí agoté todo el amor existente.
Pero te quería más y más.
Tanto te quise,
Que agoté el hecho de amarte tanto.
Rompí el amor entero,
Fuí como el cristal roto de un inservible vaso viejo y absurdo.
Pero de querer tanto
Casi temo de no quererme.
Y el amor íntegro,
nacía cada mañana
cargada y luminoso
y se agotaba el amor entero,
con la caída de la noche negra.
Miguel Dubois.
No sé si te quise,
porque no sé si te quería.
Tanto quise y tanto que no quise,
Pero quería querer loque quería.
No sé si de tanto querer,
Rompí el saco del amor, invadido.
No sé sí agoté todo el amor existente.
Pero te quería más y más.
Tanto te quise,
Que agoté el hecho de amarte tanto.
Rompí el amor entero,
Fuí como el cristal roto de un inservible vaso viejo y absurdo.
Pero de querer tanto
Casi temo de no quererme.
Y el amor íntegro,
nacía cada mañana
cargada y luminoso
y se agotaba el amor entero,
con la caída de la noche negra.
Miguel Dubois.
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