sábado, 28 de noviembre de 2009

AMOR E DOZURA É VIVIR
Pontevedra, ao 28 de novembro de 2009.
NA Memoria, de:
Pedro Silva Fernández,
Surcador de cáseque tódolos Mares do Mundo,
Habitante de barcos perdidos,
Por mor do tempo pasado.
Pedro era Capitán da Mariña Mercante.
Todo llega,
Todo llega,
Querióndolo o sin querer.
No hay llamada en la dura puerta,
No hay argumemento preciso,
Que lo defienda;
LLama a tu puerta de acero,
Entra penetra y te lleva.
Dá la impresión que todo
Se queda quieto
Los pájaros contentos dejan de Cantar.
El llanto se pone en movimiento
El dolor clava puñales tremedos
Y, tu Tío Pedro y tú Tío Jorge
Parece que inicias el viaje indefinido
Y misterioso al lugar de Ninguna Parte.
Al lugar en el que todo nos Encontraremos
Con el pasar del tiempo de tódolos Tiempos vividos.
Allí, en aquel momento,
Enfilaremos esa extraña ruta Indefinida y misteriosa, llamada Paraiso Eterno, dónde el tiempo es Una pura quimera y no esxiste, por Supuesto, existo la permanencia Constante, eterna e indefinida
Y se irá escribiendo la historia Imparable y los números del Calendario se harán más grandes, y Nosotros ya no tendremos cabida en Esos números tan altos.
Pedro, Tío Pedro, caracter quizás Fuerte y quizás no. Yo no lo puedo Decir, es verdad
Pedro y Chiru, María Mercedes y Pedro Jóven Hijo,
Joven por edad vivida,
Hijo de Pedro y Chiru
La Laje, La Vella Laje,
La vella finca del descanso
Y del ama de casa, el trabajo.
El perro caniche Silver,
Fino y nervioso , gris y pequeño.
El apartamento de Tino y Balby,
Lugar de reunón familiar.
Allá quedaban los gloriosos años del Castro, de otros tiempos pasados.
Pedro y Alfanso iniciaban
Campaña dialéctica,
Juegos de palabras de más palabras
Cigarrillos muchos, quizás Demasiados,
El vino preferido,
El Brandy perfecto,
Y un buen puro cubano.
En Balea nos reuniamos , sin duda
Balea y sus acontecimientos
Los exscesos de la bebida en Navidades quedan escritos en mi mente.
Llegaban Pedro y Chiru en su Reanaul 9, animosos y contentos
La tarde estaba hermosa en Balea.
Sentados en el bonito salón del Cuco, Iniciábamos una conversación sin Fin, con un arte especial para hilar las palabras que nunca olvidámos.
Y Tino cogía su guitarra española,
Y nos hacía soñar en alto.
A dúo los dos, Tino con Balby,
Cantanado bellamente,
Y volver volver,
Volver ,
A tus brazos, otra vez,
Yo no sé perder,
No sé perder.
De nuevo se apuraban copas
Y fumábamos los pitillos blancos
Y los puros largos.
Pedro iniciaba la palabra concreta,
Y me echaba una miraba tierna y Bondasosa.
Íbamos a la Joyería Silva,
Tiniño y Balninita,
Qué lugar más hermoso
Lugar de perfecto encuentro,
Pedro, Chiru, Carmucha, José, Fina,
Jesús, Elena, Nito, Mariquina, Jesús María.......................
Melchor, todo un serie de rostros Sonrrientes, reunidas en La Joyería Silva de La Plaza de Galicia,
En Vilagarcía de Arousa,
Llamda en su día:
La perla de Arosa.
Nuestros hijos iban creciendo,
Nos daban toda la fuerza necesaria
Mientras dos dependientes Formidable de La Joyería, y una eventual tercera dependienta nos Daban todo el amor necesario, todo el Cariño merecido. Siempre Sonrreíban, animosamente, mientras Tino le contaba a Mari Ángel el último chiste de la serie de Adheridos a la Risa.
En años anteriores,
Gran boda en el Monasterio de Armenteira. Pedro,padrino perfecto,
Elegante y serio.
Ceremonia religiosa,
Lugar hermoso,
Comedor perfecto
Y bebida deliciosa de vinos del Rhin
Y finos Borgoñas,
Con chapagnes de la Francia Exquisita,
Que te invitaban a perder
El sentido del perfecto equilibrio Mental.
María Mercedes estaba hermosa,
Y Alberto no ocultó
El sentido del saber estar,
El medir palabras exactas,
Sin lenguaje patemático preciso
Su tranquilidad, su serenidad.
También, Predrino, nos fuimos todos Juntos al casamiento de Beatriz y de Pedro Luís a Compostela.
La famila iba aumentando,
Desgraciadamente otros nos dejaron Demasiado pronto. No dijeron nada, no pidieron permiso se marcharon u Jamás volvieron.
La vida resulta más dura con Vuestras ausencias dololorasas,
Pero llegará el día, querido Pedro,
Que todos estaremos juntos, para siempre.
Miguel Dubois.

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