domingo, 24 de mayo de 2009

SÉ TÚ

AMOR E DOZURA É VIVIR



Pontevedra, 24 de mayo de 2009



SÉ TÚ.

Tengo que decirte unas cosas decisivas,
Sugerirme cientos principios,
Olvidarme del sufrimiento propio
Producto del maltrato ajeno.
La herida abierta me duele tanto,
Me duele el dolor de tanto doler.
No pronuncio palabra alguna
Gimo en la distancia perdida,
Busco los verbos más arbitrarios,
Lloro cuando toca,
Cojo el blanco pañuelo
Y me hundo en el fondo abierto.
Que mayor herida abierta,
Que el fruto de la mentira predilecta.
Que disparo mortífero antes de tiempo,
Me duele el amor tanto,
Tanto me duele entero el amor.
No quisiera ser víctima débil,
La verdad brilla en medio de la noche,
Farol nocturno, enséñame el camino recto.
¡Que importa que sufra!
¡Que importa que de pena auténtica se muera!
Dicen, las malas lenguas absurdas,
Que se hizo de una banda malhechora,
Con cierto aire satánico, un tanto atrevido,
Dicen las absurdas manchadas lenguas.
Pero acepta el castigo impuesto,
Quizás se lamente, pero no miente.
Dicen que le dá por leer a Charles Baudelaire,
Y dicen, también, que, también, que lee a Marcel Proust,
Y que es un amante de los cuentos
De Edgar Allan Poe.
Dicen que dicen, pero dicen que nada,
Es cierto de lo que dicen.
No llaman a las cosas por su nombre,
Se quejan por lo de aquí,
Se quejan de lo de más allá,
Dicen que quejarse es mal vicio,
Vivió ignorante de querer saber,
Y carecer del mínimo conocimiento.
Inventar mundos inexistentes,
Soltar al aire contaminación,
Esos globos mentirosos que enseguida explotan.
Quéjate, si acaso del miedo mortífero,
De la angustia constante,
Del ser humano asesinado a traición.
Quéjate de la violación de los derechos humanos.
Quéjate cuando te hagan daño y te hiera fuertemente,
En lo más adentro de tu corazón interno.
Reivindica la justicia robada.
Reclama la libertad que te pertenece,
Exije tus derechos elementales,
Cumple con tu obligación cotidiana,
Pero nunca traiciones al que tengas al lado.
Encuentráte a ti mismo,
Consecuentemente, reálizate,
Colabora con toda la colectividad,
Sin excluir a un sólo ser humano.
Reconoce tu culpa correspontiente,
Y no inventes lo inexistente.
El lenguaje cambia, demasiado,
Loque era mentira fue verdad,
Y lo justo fue una tremenda equivocación.
¡Qué extraño mundo convulso!





Miguel Dubois.

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